La siguiente experiencia sucedió la madrugada del 16
de Junio de 2016, en la casa de Lorena, una joven estudiante de preparatoria
que tuvo la desgracia de soportar una presencia paranormal y abrumadora en el
momento menos esperado.
Para Lorena podría parecer una noche como cualquier
otra. Estaba a punto de alistarse para ir a dormir, repetir la rutina nocturna:
Ponerse su pijama, cepillarse los dientes, apagar las luces, y finalmente irse
a la cama a pasar un rato con el celular antes de conciliar el sueño. Toda la
familia ya estaba lista para dormir: Sus padres, su hermana menor, su hermana
mayor con la que compartía habitación, e incluso sus dos perros, en la sala.
Todos a excepción de ella.
Aquella noche pudo convertirse en algo terrorífico
de un momento a otro. Desde su cuarto, pudo escuchar unos ruidos en el piso de
arriba, exactamente en la cocina. Algunos trastes eran movidos, y por los
golpes se entendía que se estaba maniobrando con ellos. No fue la única que se
percató, su hermana Diana también pudo escucharlo, aunque ésta no le tomó mucha
importancia. Lorena, un poco asustada, se asomó por la puerta de la recámara. Confirmó
que todos se encontraban en sus habitaciones y solo vio a su perro más grande,
un Gran Danés negro, asomándose y viéndola desde las escaleras. “¿Qué pasó
Ringo?” le preguntó por su nombre. Pero repentinamente el perro se agitó y
comenzó a azotar la puerta del baño, la cual estaba a un lado opuesto del
inicio de las escaleras. Ringo insistía desesperadamente por abrir aquella
puerta. Lorena intentó calmarlo caminando hasta él para abrir el baño de una
buena vez. Ringo entró y comenzó a olfatearlo todo con descontrol,
especialmente la zona de la regadera, para después llevar su nariz hasta la
ventana que daba al exterior. En ese instante Lorena se dio cuenta de que la
ventana no estaba tal como la dejaban siempre: cerrada; esta vez la ventana
estaba medio abierta.
Lorena comenzaba a notar un ambiente de miedo e
inquietud, sintiendo como si alguien, o más bien algo, hubiese entrado o salido
por la ventana. Echó a su perro del baño, cerró la ventana y comenzó a
cepillarse los dientes. Volvieron los ruidos extraños en la parte superior, así
que cuando terminó salió corriendo, apagó la luz del corredor y se encerró en
su cuarto.
Se acostó a dormir siendo apoderada por el ambiente
pesado que comenzaba a inyectarle terror. Era obvio que había algo allí, una
presencia que podía sentirse fuertemente, y que no parecía nada agradable.
Diana ya estaba dormida, Lorena solo optó por acostarse en su cama e intentar
calmarse.
Lamentablemente el suceso no terminó ahí. Varios
pasos aparecieron en el corredor de fuera. Eran pasos lentos, fuertes, e
imponentes. Algo muy grande estaba caminando allí fuera de la habitación. Ese
algo comenzó a subir las escaleras, lo supo porque sus pisadas eran imposibles
de ignorar. Aún más asustada se cubrió con las sábanas y soportó el terror, sintiéndose
mortificada por aquella presencia que rondaba su casa.
Unos minutos después, volvieron a escucharse los
ruidos en la cocina. Los trastes eran movidos y azotados, se escuchaban
rechinidos y uno que otro ruido confuso. A Lorena le extrañó que sus perros ya
no estuvieran agitados, no se escuchaba ni un quejido de ellos.
Después de unos momentos de estar soportando los
ruidos, aquel escándalo cesó. El sonido de la cocina había parado, pero enseguida
Lorena sintió que sus piernas perdían movilidad, ya no las sentía. Se paralizó
por el miedo, y notó una mala presencia con ella. Un ente fuerte, terrorífico,
que provocaba un gran terror. Se dio cuenta de que ya no podía moverse, todo su
cuerpo estaba quieto, inmóvil; comenzó a fallarle la respiración, le costaba
tomar aire, aquel ente retumbó con gran fuerza cubriendo sus oídos con un
molesto pitido, y dominó su cabeza con una presión horrible. Algo la cubría por
completo, algo la dominaba, pero ella no podía hacer nada al respecto.
Hasta que de pronto, todo se detuvo. Una nueva
presencia apareció, una más fuerte que logró transmitir a Lorena una gran
tranquilidad, demasiada para soportar y olvidar aquel ente malvado. El sueño la
atrapó rápidamente y quedó dormida gracias a aquel círculo de tranquilidad
repentino, como si el sueño hubiese sido su salida a un ataque que pudo haber
terminado de una forma espantosa.
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